martes, 4 de abril de 2017

Esta verdad dolía tanto...

Me engañó, como a una tonta. Aunque la culpa fue mía. Mi estúpida necesidad de creerle hizo que cayera en su juego. 

Creo que en el fondo sabía lo que estaba pasando. Intuía que él no me quería, que nunca me iba a querer. Al menos no del mismo modo en el que lo quería yo a él. Aunque era tan fácil engañarse... Mucho más sencillo que admitir la cruda realidad. 

Pero, al final, todo cae por su propio peso. Las mentiras no pueden ocultarse durante toda la vida y la verdad siempre acaba saliendo a la luz. Y esta verdad dolía tanto... 

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