sábado, 15 de abril de 2017

Dicen que el tiempo todo lo cura.

Dicen que el tiempo lo cura todo, que no hay nada que dure eternamente. Pero no... Hay heridas que no curan del todo en toda una vida. Al igual que hay recuerdos que nunca se olvidan. Tal vez van las dos cosas juntas. Recuerdos que no se olvidan, que duelen, heridas que no curan... 

Se puede afirmar que el dolor es algo que sí dura eternamente. Siempre hay un punto de tristeza en los momentos de felicidad, y viceversa. Aunque tendemos a recordar más los malos momentos que los buenos. Es como una especie de enfermedad, y lo más curioso es que nos negamos a curarnos. Nos hacemos daño al dejar que nuestra mente vaya a esos recuerdos y, bueno, ya sabemos cómo es esto del cerebro: si quieres recordar algo, no hay manera de conseguirlo, pero si lo que quieres es olvidar... Entonces estás muy jodido. 

Y es que esas cosas que recordamos y que duelen suelen ser las vivencias que nos marcan, de una manera u otra. Y desde entonces, ya nunca volvemos a ser los mismos.


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