viernes, 7 de abril de 2017

Delicadas flores y príncipes azules.

El amor no es siempre tan bonito como lo pintan. El felices para siempre de los cuentos no existe, admitámoslo. Pero tampoco hay que confundirse. Cuando la relación se basa en controlar a alguna de las dos partes, eso ya no es amor. 

En lo que llevamos de año, van asesinadas más de veinte mujeres por violencia de género en nuestro país. No quiero imaginar cuántas han muerto a nivel global. Como suele ocurrir en estos casos, la gente mira para otro lado. No me puedo creer que los vecinos no tengan ni idea de lo que está pasando en el piso de al lado. Pero bueno, lo que no se ve directamente no existe. Como si con eso se solucionara el problema. Aunque también existen héroes anónimos que dan un paso al frente y que se atreven a denunciar los malos tratos, aunque no les esté ocurriendo en carne propia o a algún ser querido.

Pero claro, esto es así. Desde pequeños, inconscientemente, nos meten en la cabeza que las mujeres tenemos que ser delicadas flores y que los hombres deben ser los que nos protegen, los que nos consienten, los príncipes azules perfectos... Pero las mujeres no siempre somos flores delicadas, hay veces que nos convertimos en plantas venenosas. Y a lo que a los hombres se refiere, de ser un príncipe azul de cuento a ser un tirano no hay más que un paso.  

Tampoco quiero decir que no haya hombres que sufran malos tratos. Estoy segura de que los hay. Pero claro... ¿Cómo va a poder un hombre admitir que su mujer lo maltrata? ¿Cómo va a admitir un macho que una delicada flor se dedica a hacerle la vida imposible? 

Para mal de unos o de otros, los prejuicios y lo que se supone que tiene que ser siguen muy presentes en nuestras vidas. Por ello, me gustaría hacer un llamamiento a todos los padres del mundo: dejen de criar florecillas delicadas y príncipes azules. Ya estamos viendo que eso no funciona... 

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