martes, 21 de marzo de 2017

Es más fácil mirar para otro lado.

Hace poco estuve haciendo una investigación para poder escribir un relato y me topé con una estadística que me dejó de piedra.

El diecinueve por ciento de los españoles has sufrido acoso sexual por parte de sus padres, según la UCM.

Tuve que leer un par de veces más la frase. No me entraba en la cabeza cómo podía ser la cifra tan alta. Lo peor de todo es que, seguramente, será mucho más alta porque es imposible preguntarle a todo el mundo, y no todos están dispuestos a admitir que sus padres les han hecho algo así.

Cuando la gente oye hablar de acoso sexual se horroriza, pero es inevitable verlo como un problema lejano, como algo que no le puede pasar a las personas de nuestro entorno. Tal vez para que todo esto empiece a solucionarse hay que dejar de ver el problema como algo que no va con nosotros, algo que nos es completamente ajeno. Pero no solo en lo referente al acoso sexual. ¿Cuántas veces hemos visto u oído que está teniendo lugar una brutal pelea y no hemos hecho absolutamente nada para impedirlo excusándonos en que la cosa no va con nosotros? Es más fácil mirar para otro lado y seguir pensando que el problema, sencillamente, no existe.

Ojalá el mundo entero dejara de mirarse durante un rato el ombligo y se diera cuenta de lo que en realidad está pasando a su alrededor.


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