lunes, 13 de marzo de 2017

Del cielo al infierno.

Sentí un horrible vacío en el pecho cuando vi que se marchaba. Me quedé ahí parada, sin poder mover ni un solo músculo, sin poder hacer absolutamente nada. 

Mi vida entera se estaba desmoronando ante mis ojos mientras yo quedaba relegada al papel de una simple espectadora. Sentía que estaba muriendo por dentro, pero sin poder dejar de respirar. Esa extraña sensación de morir pero seguir vivo. 

Es curioso. La vida puede cambiar en un día, en una hora, en un minuto, en un solo segundo... Depende de lo que se tarde en bajar del cielo al infierno.

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