jueves, 30 de marzo de 2017

¿Podré olvidar que existes?

Hoy, después de tanto tiempo, escuché tu voz. Se me hizo tan raro... Aunque no puedo negar que me removió absolutamente todo por dentro. Por un segundo, volví a sentir lo que solo tú conseguiste que sintiera.

Todavía parece que resuenan en mis oídos todas aquellas palabras de amor que me dedicabas. Pero no. Todo eso ya pasó, ya fue. Nuestro tiempo juntos terminó sin que ninguno de nosotros aprovechara al cien por cien los pocos ratos que pasamos juntos. Y, de un día para otro, simplemente todo terminó.

Se acabaron esas palabras de amor, esos pequeños pedazos de vida que solíamos regalarnos, esas conversaciones hasta altas horas de la madrugada. Se acabó todo lo que algún día hubo entre nosotros y no te imaginas cómo duele. Y aunque hayan pasado años, sigue doliendo. 

Me pregunto si, en algún momento de mi vida, podré olvidarme de que existes y de todo aquello que fuimos. 

miércoles, 29 de marzo de 2017

Esa persona que es debilidad.

En la vida de cada persona siempre existe alguien al que, por mucho que pase el tiempo, no se puede olvidar. Alguien a quien, pase lo que pase, no se le puede dejar de lado. Si te llama, contestarás el teléfono, si te manda un mensaje, le escribirás de nuevo, y si quiere verte, perderás el culo por ir a donde quiera que esté. Alguien por que se siente cierta debilidad.

Es esa debilidad la que muchas veces nos hace cometer verdaderas locuras, estupideces, cosas que no haríamos ni completamente borrachos. Es esa debilidad la que nos nubla el juicio, que nos hace perder la cordura.

No sé si existe alguna manera de olvidar a esa persona, convencerme a mí misma de que simplemente no existe. Pero si la hay, me gustaría que alguien me lo dijera.

martes, 28 de marzo de 2017

Esas situaciones.

Me encantan esas situaciones en las que la realidad supera con creces la ficción. Esas ocasiones en las que la vida te sorprende regalándote un momento inolvidable. A menudo, se suele imaginar cómo podrían ser las cosas. Si otras hubieran sido las circunstancias, si hubiera hecho esto en vez de esto otro, si lo hubiera hecho de otra manera... O simplemente se suele imaginar una realidad alternativa en la que todo es completamente diferente, siempre en favor de uno mismo.

Casi siempre lo que imaginamos resulta ser mucho mejor que lo que pasa en realidad. La vida real no suele ser tan perfecta. Aunque también hay veces en las que pasa justo lo contrario. Esas ocasiones en las que lo que pasa realmente supera con creces los mejores sueños. Es verdad que suele ocurrir muy pocas veces, pero cuando pasa es maravilloso. Eso es felicidad, esas pequeñas casualidades que te alegran el día.

lunes, 27 de marzo de 2017

Una guerra que ninguno de los dos quería ganar.

Llevaban luchando aquella absurda guerra entre ellos desde que tenían uso de memoria. Ya ni siquiera recordaban por qué estaban peleando. Ya más que una necesidad, se había convertido en una costumbre. 

En realidad no podían vivir el uno sin el otro. ¿Qué sentido tendría su existencia sin esa eterna guerra? Solo uno de ellos podría salir ganando, un empate no era una opción.

Y así seguían, día tras día, peleándose por demostrar quién quería más a quien en aquella relación. Esa era una guerra que ninguno de los dos quería ganar.

domingo, 26 de marzo de 2017

Esa inestabilidad.

Todo sería más fácil si tuviera a su lado a una persona emocionalmente estable. No tendría que soportar sus cambios de humor ni sus locuras repentinas. No tendría que preguntarse cómo lo va a encontrar, si estará feliz o si tendrá uno de esos días en los que llora por cualquier cosa. No tendría que hacer planes por partida doble, uno para cada hipotética situación. 

Es verdad, no tendría que aguantar todo eso. Pero, por alguna razón, le resultaba imposible separarse. No podía vivir con la certeza de que todo iba a ser perfecto y maravilloso. Esa inestabilidad era lo que le daba ganas de vivir, de seguir adelante. Le encantaba apoyarlo en los malos momentos y disfrutar con él los buenos. Esa inestabilidad emocional era lo que hacía que su vida fuera emocionante, impredecible... 

sábado, 25 de marzo de 2017

Eres como el tiempo.

Últimamente el tiempo anda un poco loco. De repente hace frío y de repente hace calor. O también puede hacer un sol de justicia, pero sales a la calle y hace un frío como para ponerse cuatro chaquetas por encima. 

No puedo evitar que me recuerde un poco a ti. Tú eres como el tiempo de esto últimos días, cambiante... De repente no me hacías caso alguno, de repente eras el más amoroso del mundo o parecías estar de buen humor pero estar igual de frío conmigo como el hielo. Y yo sin entender por qué eras así... 

La explicación era muy simple, pero me negaba a querer verla. Simplemente no me amabas. Por eso esos cambios. Depende de cuan solo te sentías. 

viernes, 24 de marzo de 2017

Simios.

No puedo evitar indignarme cuando se habla de acoso escolar como si fueran cosas de niños. Solo la gente que no lo ha vivido en carne propia o en alguien de su entorno puede decir algo así. No señores... El acoso escolar no es solo cosas de niños. Es una realidad que nos negamos a ver, pero que, por desgracia, es algo que está muy presente en la vida de muchos niños y, por consecuencia, de sus padres. 

Tal vez el principal problema sea que los niños de hoy en día crecen demasiado deprisa, rodeados de violencia por todos lados. El hecho de resolver las cosas a golpes les parece lo más natural que puede haber en este mundo. La ley del más fuerte es lo único que vale. Por ello se comportan como si fueran simios, haciendo valer su ley por la fuerza y, de paso, alimentando un poco su baja autoestima y su ego. El resto del grupo se ve entonces en la obligación de tener que decidir. Si seguir al simio mayor con ese estúpido juego o si ponerse de parte del acosado y sufrir las consecuencias. No hay mucho que pensar. Es pura lógica. 

Y de este modo el acosado se encuentra completamente solo, soportando esa tortura día tras día, sin poder hacer absolutamente nada. Para acabar de rematar el problema, los centros escolares miran hacia otro lado y se autoconvencen de que en sus colegios o institutos no pasa nada de eso. Negar el problema es infinitamente más sencillo que hacerle frente. 

Para resolver el conflicto obviamente hay que centrarse en todos los puntos, pero creo que se arreglarían muchas cosas si se dejase de educar a los niños como si fueran simios y se empezase a educar a seres humanos, conscientes del daño que pueden llegar a hacer.  

jueves, 23 de marzo de 2017

¿Qué estamos haciendo?

Cada día pierdo un poquito más la fe en el ser humano, y no es por ser pesimista. Hace poco vi en las noticias unas imágenes que me han dejado un tanto trastocada. Una situación cotidiana, como puede ser un partido de fútbol entre dos equipos de adolescentes. Algo que se da cada fin de semana. Los padres, como es lógico, están en las gradas, animando. 

¿En qué momento la cosa llega a las manos? ¿En qué momento esos padres, que supuestamente son los responsables, creen que es buena idea resolver sus diferencias a golpes? ¿De qué nos extrañamos de que en el fútbol profesional haya tantos altercados viendo cómo se comportan los adultos en un simple partido entre niños? 

Ojalá pudiera decir que esta situación sea algo que solo he visto en la televisión, pero no soy ninguna mentirosa. Yo misma tuve mi temporada de jugar al fútbol cuando era tan solo una niña. Por lo tanto también he tenido que enfrentarme a este tipo de situaciones. 

Lo cual me lleva a hacerme la siguiente pregunta: ¿qué es lo que estamos haciendo? ¿Estamos educando a seres humanos que sepan pensar por sí mismos o a soldados que defiendan a golpes lo que les dicen que tiene que defender? 

miércoles, 22 de marzo de 2017

Príncipes y princesas ideales.

Me hacen gracia estas personas que se quejan de que no encuentran el amor pero que se dedican a rechazar a todos los que se les acercan. Nunca podré entender este tipo de victimismo. Personas que se la pasan llorando por las esquinas porque no encuentran a su príncipe o a su princesa de cuento sin darse cuenta de que, tal vez, siempre lo han tenido en frente. 

Creo que, en este sentido, han hecho mucho daño los cánones de belleza, los estereotipos sobre cómo debe ser una mujer y cómo debe ser una mujer. Nos dedicamos a buscar príncipes o princesas y no personas que nos puedan resultar afines, personas con las que nuestra forma de ser pueda ser compatible. 

Porque déjenme decirles, que los príncipes azules y las princesas no existen. Son simple construcciones sociales sobre lo que debe tener un hombre o lo que debe tener una mujer para ser perfecta. Por ello creo que este mundo sería un poco mejor si dejásemos de buscar un ideal establecido por la sociedad y empezásemos a buscar un ideal construido por nosotros mismos. 

martes, 21 de marzo de 2017

Es más fácil mirar para otro lado.

Hace poco estuve haciendo una investigación para poder escribir un relato y me topé con una estadística que me dejó de piedra.

El diecinueve por ciento de los españoles has sufrido acoso sexual por parte de sus padres, según la UCM.

Tuve que leer un par de veces más la frase. No me entraba en la cabeza cómo podía ser la cifra tan alta. Lo peor de todo es que, seguramente, será mucho más alta porque es imposible preguntarle a todo el mundo, y no todos están dispuestos a admitir que sus padres les han hecho algo así.

Cuando la gente oye hablar de acoso sexual se horroriza, pero es inevitable verlo como un problema lejano, como algo que no le puede pasar a las personas de nuestro entorno. Tal vez para que todo esto empiece a solucionarse hay que dejar de ver el problema como algo que no va con nosotros, algo que nos es completamente ajeno. Pero no solo en lo referente al acoso sexual. ¿Cuántas veces hemos visto u oído que está teniendo lugar una brutal pelea y no hemos hecho absolutamente nada para impedirlo excusándonos en que la cosa no va con nosotros? Es más fácil mirar para otro lado y seguir pensando que el problema, sencillamente, no existe.

Ojalá el mundo entero dejara de mirarse durante un rato el ombligo y se diera cuenta de lo que en realidad está pasando a su alrededor.


lunes, 20 de marzo de 2017

No puedo evitar guardarte rencor.

Con el tiempo todo se fue desvaneciendo, ya no queda nada de nuestra historia. Los lugares a los que íbamos juntos ya ni siquiera existen, los temas de los que hablábamos ya quedaron en el olvido, y nuestro amor... Ese te encargaste de matarlo. 

Ahora que miro atrás solo soy capaz de recordar los malos momentos. La forma tan cruel e inhumana como me trataste. Me mentiste durante tantísimo tiempo... Y yo me creí todas tus mentiras, una por una... 

Seguramente hubo momentos buenos, pero ya ni me acuerdo, porque en realidad no soy capaz de distinguir cuando decías la verdad y cuando fingías. Lo siento, pero no puedo evitar guardarte rencor.

domingo, 19 de marzo de 2017

Soy más feliz en esa hipotética realidad alternativa.

Creo que todos hemos tenido un amor platónico. Alguien a quien tenemos idealizado, casi como si fuera un dios. Alguien a quien hemos amado en completo silencio, esa persona que es como nuestro ideal de belleza. 

Muchas veces imagino la hipotética situación en la que me acerco a mi amor platónico y le suelto, como si de un discurso se tratara, todo lo que siento. En consecuencia, también imagino sus posibles reacciones. 

Es muy fácil soñar e imaginar que después de haberle dicho que lo quería él me confesara que siempre había estado enamorado de mí y que, a partir de entonces, todo sería maravilloso y perfecto. Pero siendo realista, probablemente me preguntaría: ¿y tú quién eres?

Y es que, paradójicamente, estas personas a las que amamos con tanta fuerza no suelen saber ni que existimos. Pero bueno, no puedo negar que soy mucho más feliz en esa hipotética realidad alternativa en la que todo es maravilloso y perfecto. 

viernes, 17 de marzo de 2017

Cómo le voy a hacer?

Tal vez no fue mucho el tiempo que tú y yo compartimos. Te fuiste demasiado rápido y me quedaron tantísimas cosas por decirte. Y ahora que ya no estás no puedo hacer otra cosa que guardarme mis palabras.

Me faltó decirte cuánto te quería, lo importante que eras para mí, lo mucho que disfrutaba escuchando tu voz. Me encantaba esa manera que tenías de sonreír, la pasión que ponías en tus palabras cuando hablabas de cualquier cosa, ese tic nervioso de mover las manos sin parar. 

Pero te fuiste, ya no hay vuelta atrás. Ahora solo me queda tener que acostumbrarme a tu ausencia, guardarme todas esas cosas que me quedaron por decirte, tratar de olvidar que algún día nos encontramos. Es verdad, fue muy poco tiempo el que estuvimos juntos. ¿Pero cómo le voy a hacer yo ahora para olvidarme de ti?

jueves, 16 de marzo de 2017

¿Por qué tanto odio al amor?

No puedo evitar expresar mi indignación ante una noticia que he visto recientemente. Los periodistas narraban cómo dos chicos eran brutalmente golpeados en la puerta de una discoteca por besarse en público. 

Me encantaría poder entender lo que se les pasa por la cabeza a las personas que agreden a otras por el simple hecho de querer o sentirse atraída por alguien del mismo sexo. Porque, de verdad, que no lo entiendo. ¿Qué clase de mente pequeña y cerrada tienen estas personas? ¿Desde cuándo el amor tiene condiciones? ¿Por qué existe la obligación moral de enamorarse de sexos y no de personas?

Como escritora de novela romántica, pero sobre todo como ser humano, me enfurece saber que en el mundo ocurren cosas como esta y peores. Yo le escribo al amor, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero creo que lo más bonito de estar enamorado es tener la libertad de amar sin tener que esconderse, sin tapujos, sin tener que preocuparse por lo que los demás piensen o digan. Hay gente que no se hace ni una mínima idea del daño que pueden hacer las palabras. Cuando se ama a alguien es maravilloso poder gritarlo a los cuatro vientos, poder demostrarlo día a día, querer sin condiciones ni limitaciones. 

Por más que lo intente, no entiendo por qué hay personas que odian por odiar, por la razón más absurda que se les pueda ocurrir. No entiendo por qué hay gente que odia al amor. 


miércoles, 15 de marzo de 2017

La felicidad siempre ha estado en las pequeñas cosas.

Cuando veo a gente que solo piensa en tener y tener más y más cosas, lo único que puedo sentir es lástima por ellos. ¿Qué clase de trauma tendrán para no darse cuenta de que lo que realmente importa son las experiencias? 

Para mí, es mucho más importante una buena taza de café, una tarde con un amigo, una sonrisa de mi madre, un beso de la persona a la que quiero. Al final es lo que me hace estar viva. De nada me valdría tener todo lo que anuncian en la televisión si luego estoy completamente sola, aburrida, sin nadie que haga mi vida un poco más feliz. De nada me valdría tener todo el dinero del mundo, esclava de mi propia fortuna, viviendo solo para gastar y conseguir más y más. 

Soy feliz con lo poco que tengo. Me encanta disfrutar escribiendo, dando un paseo en el monte, admirando el mar y respirando su brisa, leyendo un buen libro que consiga hacerme llorar. No sé si siento pena o rabia por la gente que no se da cuenta de que la felicidad siempre ha estado en las pequeñas cosas. 

martes, 14 de marzo de 2017

Mi vida se volvió mucho más difícil.

Creía que siempre había tenido claro lo que quería, cuáles eran mis metas. Me consideraba alguien de ideas fijas, alguien que sabía cuales eran sus objetivos y qué sabía cómo conseguirlo. 

No solía dudar. No me temblaba el pulso a la hora de tomar decisiones importantes. Tampoco me importaba equivocarme porque siempre encontraba la forma de solucionar el entuerto. Era alguien que no se complicaba la vida.

Pero todo cambia. De repente apareció él en mi vida y rompió todos mis malditos esquemas. Todo lo que antes era negro, ahora era blanco y hasta las verdades más absolutas empezaron a convertirse en dudas. 

Él entró en mi vida como un huracán y mi vida se volvió mucho más difícil, pero tengo que admitir que también se volvió mucho más divertida. 

lunes, 13 de marzo de 2017

Del cielo al infierno.

Sentí un horrible vacío en el pecho cuando vi que se marchaba. Me quedé ahí parada, sin poder mover ni un solo músculo, sin poder hacer absolutamente nada. 

Mi vida entera se estaba desmoronando ante mis ojos mientras yo quedaba relegada al papel de una simple espectadora. Sentía que estaba muriendo por dentro, pero sin poder dejar de respirar. Esa extraña sensación de morir pero seguir vivo. 

Es curioso. La vida puede cambiar en un día, en una hora, en un minuto, en un solo segundo... Depende de lo que se tarde en bajar del cielo al infierno.

domingo, 12 de marzo de 2017

Tu nombre.

-¿Y tú qué tal con aquella chica?-dije intentando cambiar de tema.

-Ni siquiera recuerdo su nombre-contestó con absoluta indiferencia.

-¿Y del mío te acuerdas?-le dije con ironía.

-Creo que del tuyo no me voy a olvidar en lo que me resta de vida. 

sábado, 11 de marzo de 2017

¿Nostalgia o alivio?

Es curioso cuando, después de tanto tiempo, entras en un lugar en el que has vivido tantas cosas... 

Entré en aquel edificio y lo recorrí de cabo a rabo con la mirada, tal y como hice la primera vez que estuve allí. Por un momento regresé a aquel momento. 

Estaba llena de ilusión, imaginando todo lo que me depararía aquella etapa de mi vida. Aprendería un montón de cosas, conocería a gente nueva, tal vez incluso haría nuevos amigos... Era solo una niña, abrumada por lo grande que era aquel lugar y con muchísimas ganas de hacer lo que me gustaba. Nunca hubiera podido imaginar lo que iba a pasar y cómo iba a terminar. 

No puedo decir que todo fue triste, pero tampoco puedo asegurar que todo fuera maravilloso. No puedo negar que me enamoré de un imbécil para el cual ni siquiera existía. ¿Pero qué era eso comparado con hacer lo que me gustaba? Era casi un sueño hecho realidad.

Aunque, con el tiempo, las cosas cambian. Lo que antes era importante de repente deja de serlo. Son otras las prioridades. De este modo, dejé de ir a aquel lugar. Y ahora, que he vuelto a cruzar esa puerta, no sé decir qué es exactamente lo que siento. ¿Es nostalgia o alivio por haberme ido a tiempo?

viernes, 10 de marzo de 2017

Maldita profecía autocumplida.

Muchas veces creo que voy a fracasar, que todo lo que he conseguido hasta ahora no está valiendo para nada. Siempre me han tachado de soñadora. Estoy harta de oír que hace falta algo más que ilusiones para sobrevivir. 

En el colegio, los profesores acostumbraban a decirme que nunca iba a llegar a nada en el mundo de la literatura, que aunque se me daba bien, hacía falta mucho más que eso. Aunque tampoco sé si fiarme de su criterio, ya que también decían que no aprobaría la secundaria...  La verdad, ya estoy harta de esa maldita profecía autocumplida. 

Tal vez es demasiado pronto para saberlo. Al fin y al cabo, solo tengo 21 años. Pero el rendirse no es una opción y siempre he sido bastante testaruda. No pienso dejar de luchar por conseguir mis sueños. 

jueves, 9 de marzo de 2017

Con desearlo no basta.

Muchas veces con desearlo con todas tus fuerzas no basta. Por mucho que desee que mis sueños se hagan realidad, no basta con desearlo. Recientemente he perdido a un ser querido, alguien que, a pesar de que no llevaba mucho tiempo en mi vida, era muy importante para mí. Si con desearlo fuera suficiente, esa persona no se habría ido de este mundo, al menos no tan pronto. Si con desearlo bastara, me hubiera atrevido a decirle lo importante que era para mí, lo mucho que lo quería... Si con desearlo bastara, podría dar marcha atrás en el tiempo, haber conocido antes a esa persona, haber podido construir más recuerdos junto a él... Tal vez fue mejor así. Siempre se suele decir que lo bueno dura poco y que cuanto menos dure, más bueno es... Tal vez gracias a su reciente partida solo guarde buenos recuerdos junto a él... Pero no. Con desearlo no es suficiente. Porque si con desearlo bastara, esa persona estaría en este momento en su casa, sentado en su sofá, viendo la televisión y no encerrado en un nicho en un tranquilo cementerio... No... Con desearlo no basta... Ahora solo me queda desear que lo que me queda de vida sin esa persona sea casi igual de buena de lo que era cuando estaba con él. Pero, en fin... Desearlo nunca fue suficiente...

Será que me faltas tú.

Hoy pasé por nuestro lugar especial, por aquel lugar que era tan ajeno a nosotros y, a la vez, tan tuyo y tan mío... Lo vi de lejos, tan solo un par de segundos, lo suficiente como para cerrar los ojos y volver a revivir aquel momento... 

Solo éramos unos niños jugando a ser mayores, intentando descubrir lo que era el amor. Te recordé diciéndome que me querías, diciéndome que íbamos a estar siempre juntos... También me recordé a mí misma creyéndome tus palabras... 

A pasado mucho tiempo desde entonces. Pero los años no han sido capaces de borrar tu recuerdo... Aun te recuerdo cuando paso por aquellos lugares que significaron algo para nosotros. Te recuerdo cuando paso por donde me regalaste tu primer beso, te recuerdo cuando paso por por aquel parque, nuestro parque de las rosas, por el que tantas veces soñamos pasear tomados de la mano... ¿Lo recuerdas? Tu imagen me viene a la mente cuando entro en mi habitación, la misma en la que derramé tantas lágrimas por ti, porque decidiste marcharte de mi vida tal y como habías llegado a ella, de repente. 

Ahora ya solo quedan en mi memoria los recuerdos de todo lo que vivimos juntos, los recuerdos de ese primer amor inocente, limpio, puro... Ese primer amor que ya no va a volver...

Es curioso... Esos lugares en los que antaño fui tan feliz ahora solo me causan tristeza. Será que me faltas tú en ellos...

Dos segundos.

Recorrió la poca distancia que nos separaba, pegó su cuerpo al mío y posó sus manos sobre mis caderas. Mi cuerpo empezó a temblar. Mi corazón latía tan rápido que estaba al borde del colapso. El oxígeno empezó a faltarme. Temía que las piernas me fueran a fallar... Nunca había visto sus ojos tan cerca de los míos...

Acercó su rostro al mío, muy lentamente, disfrutando de cada milésima de segundo. Yo solo era capaz de ver sus ojos, esos ojos en los que podía perderme durante horas , acercándose cada vez más y más... Hasta que, finalmente, nuestros labios se juntaron. Me besó como nunca antes nadie me había besado. Con tanta dulzura, con tanta suavidad... 

No sé durante cuanto tiempo estuvieron sus labios sobre los míos. No sé si fueron dos minutos o dos horas... A mí me parecieron tan solo dos segundos...